martes, 22 de abril de 2008

La semana

Siempre que comienzo a hablar de lo que me pasa una pequeña voz, del fondo de la habitación me frena con fuerza
Calla - dice - tus palabras asustan a la audiencia.
Miro y nadie parece prestar atención, entonces sigo hablando, de pronto una estampida de gente parece correr a la puerta incluso tu te has ido, pues esas palabras eran para ti y no quieres escuchar
GRITO desesperada algo que el mundo me señala debería callar ¿por qué?,
por que a la gente le molesta que se hable de esas cosas, porque el compromiso de palabra parece ser más importante aún que un papel firmado.
No te pido que te lances como kamikaze a los ataque en mi contra, ni que me compres el pan por las mañanas, mucho menos que te quedes eternizando inmóvil mientras las horas pasan,
no te pido rutina ni que seas midas, tampoco que seas la hoja de laurel que me inspira por las noches de insomnio.
Simplemente que me tengas entre tus brazos, igual como lo hiciera yo aquella mañana en ese jacuzi.
No te pido entrar a una iglesia, porque no creo en ellas, es otro templo que pretende redireccionar nuestras vidas para ser morales y correctos, pero qué pasa en las a fueras de ese portal
más mentiras, patadas, reclamos, puñaladas tras haberse golpeado el pecho y no es que no crea en Dios o como quieran llamarle, es simplemente que aveces pienso que me ha dejado caminando sola.



Siempre es difícil levantar una nueva semana, más si no tengo el aliento dulce, tras haberte besado la noche toda,
es difícil levantar la semana, sobre todo cuando comienza nuevamente el peregrinar por las calles, sin destino ni ganas, casi sin esperanzas de doblar la esquina y encontrar el retorno al camino que alguna vez emprendí con tanta fuerza.

Quiero dejar la ciudad e irme lejos, no para arrancar, más bien para dejar las puertas y ventanas de mi casa abiertas, que entre el aire fresco de este otoño que hoy se ha dejado sentir con fuerza para que se llene de aquellos olores que me hacen falta y que me embriagan, me intoxican como tus besos
Y espero la lluvia escuchando de fondo "es un mundo maravilloso"
lo maravilloso es haberte encontrado en esta inmensa ciudad, yo, corta de vista y perdida, hallarte entre tanta gente.

Con una sola mirada tuya mis armaduras se deshacen y mi espada se transforma en una cala en flor
Me paralizan las palabras que puedas decir, entre lo poco que dices y preguntas
como si escaseara en ti la curiosidad,
esa que mató al gato pero que es inofensiva, esa que el resto ha tenido y sin reparos ha preguntado por mi más grandes dolores
recordándome de donde vengo y lo que he hecho
Hacia donde voy y donde he errado el andar

Es difícil levantar la semana cuando faltan las ganas

1 comentario:

Claudia Trejos dijo...

Forza mi querida Mauta que usté no esta sola ni de lejos, la quiero mucho y gracias por ser tan tan buena amiga!