Siguiendo mis huellas

Los pies ya están cansados de andar y hacer más profundo el surco de su condena,
Mirar hacia ningún lugar y encontrarme con aquellos que algún día no tuvieron palabras amables,
Sacar mis temores al sol para airearlos y seguir caminando
Mis zapatos están gastados, mis cueros cansados y no encuentro lugar donde apoyar mi sien.
La ciudad parece tan vacía, pero la gente sigue pasando
Nadie se detiene para ver que ocurre
Puede un niño perderse fácilmente y la gente simplemente pasa,
No preguntan, no se detienen, ojos solamente para las vitrinas
Podrían ponerles pulmones, riñones, nueva piel y aún así la gente se detendría a mirar,
No importa lo que haya…, simplemente detenerse en el escaparate para olvidar.

Sin espacio para la reflexión, sin espacio para un abrazo, una caricia o una sonrisa,
Grises los trajes pasan delante de mí, cual desfile de uniformes,
Cuanto más se acerca el invierno, más se acentúa el gris de mi ciudad….
Esa que alguna vez teñiste de Lila.

Nada tiene la capacidad de sorprendernos, podríamos vagar por la calle ensangrentados y sería igual que ir cantando.

La ciudad está vacía y sigo llorando, buscando una explicación a la semana,
Intentando levantar el día y no quiero poner un pié en el frío de la cerámica de mi habitación. Y trato de cantar para que nadie se de cuenta, pero no hay voz, hasta eso me quita la maldita desesperación.

Y sigo caminando mi apostolado, huyendo de mis pensamientos como Peter Pan de su sombra, gastando el único par de zapatos decentes que me quedan,
Adivinando mi camino, sabiendo cual es mi horizonte, pero – miope yo – sin poder visualizarlo en el mapa…
No quiero que otro encuentre mi tesoro….